Dentro de la pintura metafísica, encontramos a Giorgio de Chirico, que es su representante más destacado. Sus obras se caracterizan por la geometría arquitectónica, los volúmenes sencillos, una cierta ingenuidad y los climas oníricos.
Sus obras desprenden soledad, combinadas con figuras de maniquíes y estatuas: Héctor y Andrómaca, Estatua silenciosa, Plaza de Italia, Interior metafísico con pequeña fábrica, La recompensa del adivino.
También están Carlo Carrà: El gentil hombre borracho, Ídolo hermafrodita, El caballero de occidente, y Giorgio Morandi: Naturaleza muerta con caracolas, Naturaleza muerta, que son otros dos destacados representantes de la pintura Metafísica.
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