Fue una corriente arquitectónica aparecida en las primeras décadas del siglo XX, que marca una ruptura radical con las formas compositivas tradicionales.
Se caracteriza por sus plantas y secciones ortogonales, la ausencia de decoración en las fachadas, y los grandes ventanales horizontales divididos por perfiles de acero.
Por extensión se conoce como movimiento moderno a todas las artes que aparecen después de las vanguardias históricas y hasta los años 90 del siglo XX.
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